Arrancamos el 2020 con una Entrevista a Rosa Gallardo Cobos, directora de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y de Montes (ETSIAM) de la universidad de Córdoba.
Rosa es una de las personalidades más activas por la digitalización agroalimentaria tanto desde su posición en ETSIAM como en los muchos y distintos foros y plataformas en las que participa.
Usted es la primera mujer en dirigir la ETSIAM. ¿Qué supone eso?
Es cierto que por primera vez este centro tiene una directora, pero creo que esto es reflejo de la realidad que vivimos hoy en día, donde la presencia de mujeres en puestos de responsabilidad es cada vez mayor, aunque aún queda mucho camino por recorrer. Por otro lado, siento todo el apoyo y la confianza de mis compañeros, algo que es esencial para poder asumir esta responsabilidad.
Se habla muchas veces de una desconexión universidad/empresa. ¿Cuál es el principal reto para salvar esa brecha?
Estoy convencida de que la realidad de la universidad hoy en día está mucho más cerca de la empresa de lo que lo estaba hace años.
Existen instrumentos como los grupos operativos, los proyectos de investigación con la implicación real de empresas, los doctorados industriales o la formación dual, que han permitido crear verdaderas alianzas entre la universidad y la empresa, para responder a los retos que en cada momento la sociedad y el sector han presentado.
El centro que dirijo nació del sector agrario, y junto a él ha evolucionado, trabajando con las empresas del sector y orientando la formación para ofrecer los profesionales que en cada etapa se han requerido. Esta forma de trabajar facilita la innovación y la transferencia de los resultados de la investigación.
La clave está en el reconocimiento mutuo de las fortalezas de cada una de las partes, y sobre todo en la confianza de la universidad en la empresa y de la empresa en la universidad. Esto es lo que favorece la creación de verdaderos ecosistemas de innovación, imprescindibles para generar desarrollo.
¿En qué ha cambiado la universidad en los últimos 15 años y hacía donde se dirige, ¿cuáles son los retos de futuro?
Destacaría dos elementos importantes en la evolución de la universidad en estos últimos años.
Por un lado, el fortalecimiento de la dimensión internacional, y por otro las relaciones y alianzas con las empresas. Ambas circunstancias han permitido mejorar la excelencia de la universidad española y responder mejor a las demandas de la sociedad.
En el caso de la ETSIAM, mantener y reforzar los vínculos con otros centros internacionales de primer nivel en los ámbitos agrario, agroalimentario y forestal, es uno de nuestros retos más importantes.
No tengo duda de que el futuro de nuestros títulos estará ligado a la capacidad que tengamos para incorporarnos a la revolución digital.
Contribuiremos con nuestra investigación, pero también formando los profesionales que el sector necesita, con conocimientos de Ingeniería agronómica, forestal o enología, pero también con competencias suficientes en el ámbito digital. Este es el profesional que las empresas están demandando y ahí vamos a dirigir nuestro esfuerzo.
¿Ha cambiado también el perfil del estudiante? ¿cuál es el objetivo de la ETSIAM a la hora de formar a los nuevos ingenieros agrónomos?
Nuestro objetivo es formar el profesional que la sociedad y las empresas necesitan, y esto es lo que nos permite poder presumir de unas tasas de empleabilidad altísimas.
El perfil del estudiante que accede a la ETSIAM es muy diverso, porque las profesiones para las que habilitan nuestros títulos son tremendamente versátiles: hay jóvenes muy interesados por la tecnología, otros con especial vocación hacia lo agroforestal o agroalimentario, otros hacia las cuestiones ambientales o la biotecnología…
Me gustaría aquí llamar la atención sobre la necesidad de incrementar el porcentaje de mujeres que acceden a la formación en ingeniería en general.
¿Cómo es el nivel universitario actual en comparación con el universitario europeo?
La experiencia y calidad investigadora del profesorado de la ETSIAM se ha forjado a lo largo de sus cincuenta años de historia y constituye, sin duda alguna, un pilar fundamental en el reconocimiento del centro como una referencia en ingeniería agronómica y forestal y en agroalimentación en el ámbito nacional e internacional.
En el último Ranking de Shangai, la Universidad de Córdoba se sitúa entre las 75 primeras a nivel mundial en el campo de las Ciencias Agrarias.
La agrodigitalización a nivel empresarial es una realidad, ¿se está desarrollando también esta área en la universidad? ¿Cuáles son las principales tendencias?
Como indicaba antes, son imprescindibles nuevos profesionales, ingenieros agrónomos e ingenieros de montes que asuman la importancia de un profundo proceso de innovación y digitalización en el ámbito agroalimentario y de gestión de los recursos naturales, lo que obliga a adquirir las competencias que les permitan responder a los desafíos que el sector agroforestal y agroalimentario presenta hoy en día.
La universidad realiza un esfuerzo continuo por adaptarse a los intensos y rápidos cambios que se observan en el sector, ya que las empresas están demandando en la actualidad un profesional con unas características diferentes a las que demandaban hace unos años.
En el caso de la Universidad de Córdoba, desde la ETSIAM se ha impulsado la creación de un Master en Transformación Digital de Sector agroalimentario y Forestal (DigitalAgri) que pretende completar la formación en este ámbito de los profesionales del sector agroforestal.
Es el primer master universitario oficial que ofrece una formación de estas características en España. Este master de especialización digital debe permear la formación del ingeniero agrónomo y de montes, de forma que las competencias digitales se conviertan en competencias transversales para todos ellos.
El master DigitalAgri de la Universidad de Córdoba surge de la alianza, de la apuesta conjunta de todos los actores involucrados: Administración, Universidad, empresas, agricultores…, con el objetivo de impulsar y sobre todo acompañar a los agricultores y a la industria agroalimentaria en este proceso de transformación digital.
La sociedad necesita de estos nuevos profesionales para para llevar a buen puerto la imprescindible transformación digital del sector.
Desde su punto de vista, cuál ha sido el mayor avance dentro del Smart Agro.
Son numerosos los avances, no entendemos hoy la agricultura sin sensorización, uso de drones y teledetección, sistemas predictivos, inteligencia artificial, Big Data…
Destacaría los avances asociados a la gestión del agua a través de inteligencia artificial y Big Data que han permitido mejoras muy importantes en la eficiencia y sostenibilidad de agua y energía en regadío, así como la reducción de la dependencia energética del regadío mediante el uso de sistemas predictivos y energía renovables.
La ETSIAM también ha liderado importantísimos avances en el impulso de la agricultura de precisión, de los avances en maquinaria y mecanización agraria, y de la utilización de la fotogrametría y la teledetección muy cercana, posibilitada por los nuevos sensores a bordo de RPAS, para la toma de decisiones agronómicas y el desarrollo de aplicaciones no posibles hasta ahora en plantaciones y vid y en seguridad alimentaria por determinación de parámetros a nivel de hoja en horticultura.
En la actualidad, son de gran interés los proyectos de computación en la nube y modelización con las nuevas constelaciones europeas (SENTINEL) para monitorización de cultivos y mejor gestión de estos.
Otro ámbito en el que nuestros Grupos de investigación se sitúan en primera línea internacionalmente es en la aplicación de la Espectroscopía de Infrarrojo Cercano (NIRS) como herramienta para la innovación tecnológica de los sistemas de control de calidad de alimentos y productos animales, la seguridad y trazabilidad en la cadena alimentaria usando NIRS, o la utilización de Sensores MEMS y NIRS-imagen para el análisis no destructivo e in situ de productos animales y vegetales.
¿Por qué se debe aplicar la innovación digital a la industria agropecuaria? ¿Qué beneficios tiene?
La innovación es esencial para impulsar la necesaria sustitución de tecnologías. La transformación digital no es una opción ya para el sector agrario, es una realidad. Supone una reinvención y un cambio cultural que afecta a procesos, procedimientos, los hábitos y los comportamientos.
No debe tomarse como una estrategia para ganar competitividad, sino como una adaptación que resultará imprescindible para la supervivencia.
¿Qué retos tiene la agricultura ante el cambio climático para proteger la seguridad alimentaria?
La alimentación de una población que crece y crece es el principal de los retos globales en la actualidad, con la dificultad añadida de unos recursos que cada vez son más escasos y de la necesidad de proteger al planeta.
Producir más, con menos recursos y protegiendo el planeta solo puede hacerse combinando el aumento de la productividad con la sostenibilidad: es posible el aumento de la productividad agroalimentaria en un contexto de una agricultura más sostenible en lo social, en lo económico y en lo ambiental.
Conseguir esto solo es posible con innovación: necesitamos innovación para ser más eficientes en el uso de los recursos (suelo, agua, productos fitosanitarios…), en la utilización de los productos agroalimentarios y en la utilización de los subproductos y de los residuos. Sensores, imágenes y datos analíticos en tiempo real mejoran las cosechas, mejoran la eficiencia en el uso de inputs y reducen el desperdicio.
Con un mundo rural cada vez más hiperconectado y con el desarrollo de técnicas, dispositivos y sistemas que permiten aplicar lo digital a las tareas del campo, ¿son las tecnológicas las grandes aliadas de los productores y comercializadores?
Es cierto que grandes empresas están invirtiendo parte de su presupuesto en I+D en adquirir startups, y que el sector agroforestal y la industria agroalimentaria ofrece oportunidades interesantes para las startups más disruptivas.
Son sin duda grandes aliadas. Sin embargo, creo que la digitalización del agro encuentra sus principales dificultades para su adopción por las partes interesadas, en la falta de formación y la cultura digital de los diversos actores de la cadena agroalimentaria.
Existe tecnología suficiente para acometer proyectos de gran utilidad, el reto es difundirlas, demostrar su utilidad e implementarlas y hacerlo transversalmente y de forma generalizada.
Es por ello necesario promover acciones acordes con las tecnologías disponibles y contrastadas, especialmente en el caso de la disponibilidad de conectividad, el soporte técnico y la formación de los diferentes actores.