¿Cómo es ser joven y agricultor en España? ¿Te consideran un “bicho raro”?
Tanto como un bicho raro no, pero no es algo habitual y eso se nota porque la gente se sorprende y te hace preguntas. La verdad es que casi somos una especie en peligro de extinción: jóvenes, autónomos, emprendedores, viviendo en el medio rural y en muchos casos, como el mío, en zonas despobladas… No es fácil, por eso te tiene que gustar lo que haces.
Si me preguntas cómo es, te respondo en dos partes: por un lado, es un disfrute trabajar en algo que te gusta; es un lujo. Pero por el otro, es muy duro debido a condiciones climáticas, mercados inestables, mucho riesgo en nuestras inversiones, incertidumbres y problemas territoriales (servicios y oportunidades del medio rural).
“La agricultura es una mezcla de tradición y nuevas tecnologías, es decir, tienes que tocar la tierra con la mano para ver como está, aunque luego vayas a sembrar con un guiado automático y una dosis variable en función del mapeado de campo”.
6 de cada 10 agricultores/as españoles entrarán en edad de jubilación en la próxima década, ¿Está preparado el sector agroalimentario para incorporar a nuevas generaciones?, ¿Es lo suficientemente atractivo para, valga la redundancia, atraer a los jóvenes?
Actualmente no. La política agraria que tenemos está diseñada para apoyar a los que deberían estar fuera ya del sector o están a punto de salir. ¿Cómo podemos tener una política pública que apoya al pasado en vez de al presente o futuro? Si a esto le sumamos que somos el sector con la renta más baja de la UE y la incertidumbre, mercantil, legislativa y climática, con la que convivimos; es muy difícil.
Pero no todo es negativo. El sector se está actualizando con los tiempos y las nuevas tendencias de consumo y mercado. Las nuevas tecnologías están abriendo un abanico de posibilidades amplísimo y son precisamente los jóvenes los que estamos formados y preparados para ocupar estos nuevos nichos.
El sector necesita incorporar sangre nueva, ya no solo porque no nos quedemos sin agricultores y sin gente viviendo en el medio rural, también porque el aire fresco, los conocimientos y la nueva visión que aportamos son claves para el futuro del mismo.
¿Cuál es el perfil del joven agricultor español?, ¿Es igual en otros países de Europa?
Sí, cuando viajas, en las reuniones, jornadas y en el CEJA (Consejo Europeo de Jóvenes Agricultores) ves que los perfiles son similares y las problemáticas son más o menos comunes.
Tenemos principalmente dos perfiles. El mayoritario es el del joven que hace relevo generacional, en el sentido estricto de la expresión, el que coge la explotación familiar del padre, tío o abuelo. El otro perfil, más difícil de encontrar, porque es muy complicado empezar de cero en la actividad agropecuaria, es el del joven que inicia su actividad desde la nada, que suele coincidir con algún sector emergente, nuevo cultivo o sobre todo algo de transformación y/o venta directa.
En cualquier caso, el común denominador en la mayoría es la formación y la elección. Los jóvenes que nos incorporamos a la agricultura y ganadería lo hemos elegido, ¡no es que no hayamos tenido otras oportunidades! Además, estamos formados y tenemos integrada la nueva estructura del sector y los nuevos tiempos: valor añadido, ciclo cerrado, nuevas tecnologías, etc.
«Los jóvenes, traemos una nueva forma de entender el sector que integra gran parte de las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías. La UE tiene un estudio donde refleja que las explotaciones en las que está un joven al frente son más rentables que el resto y es por estas cuestiones”
¿Está el sector productivo abierto a la innovación?, ¿Cuáles son las principales barreras para la digitalización de la agricultura?, ¿Qué están aportando los jóvenes productores a un sector estratégico como el nuestro?
Aunque la gente lo desconozca, la agroalimentación puede ser uno de los sectores más innovadores. Al final los mismos avances y nuevas tecnologías que tenemos en el resto de los sectores económicos también las tenemos aquí. Pero también es verdad que el ritmo quizás es más lento y las causas pueden ser varias, baja rentabilidad de nuestras explotaciones, edad media elevada de las profesionales, deficiencias en la formación (no existe una formación continua como en otros sectores) y problemas de conectividad de las zonas rurales.
Los jóvenes, como decía antes, traemos una nueva forma de entender el sector, tenemos una formación más actual, que integra gran parte de las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías. La UE tiene un estudio donde refleja que las explotaciones en las que está un joven al frente son más rentables que el resto y es por estas cuestiones.
Desde tu punto de vista, en materia de innovación, ¿cuál ha sido el principal avance para el sector agroalimentario?
Bueno, aquí hay muchos avances reseñables. La mecanización cambió todo, pasar de labrar con mula a tractor, o las cosechadoras es un mundo totalmente distinto. Los GPS auto-guiados, las dosificaciones de siembra o fitosanitarios y abonos también han sido una ayuda muy importante. Igual que la incorporación de la trazabilidad y el autocontrol en la transformación agroalimentaria.
Ahora mismo, tecnologías como el BIG DATA, el IOT o el BLOCKCHAIN son determinantes para seguir creciendo. Tener sensores que recojan datos, almacenarlos, interpretarlos y tomar así decisiones son claves para el futuro de nuestras explotaciones porque en un mundo tan variable con tanta incertidumbre hay afinar al máximo en la toma de decisiones. De la misma manera que el BLOCKCHAIN será determinante para el intercambio de información para tener una trazabilidad total y una seguridad en los contratos.
¿Cómo crees que puede ayudar herramientas como el Big Data, la inteligencia artificial, la sensorización o la robótica a la agricultura?
Me he adelantado a esta pregunta en la anterior. Creo que el futuro va por ahí. La agricultura es una mezcla de tradición y nuevas tecnologías, es decir, tienes que tocar la tierra con la mano para ver como está, aunque luego vayas a sembrar con un guiado automático y una dosis variable en función del mapeado de campo. Al final de lo que se trata es de conseguir eficiencia tanto económica como de recursos. El reto es que nuestras explotaciones y agroindustrias sean rentables optimizando recursos y cuidando al máximo el medio ambiente y el entorno.
Las nuevas tecnologías son el mejor partner para lograr producir más con menos y de forma sostenible, ¿llegará el día en el que la imagen del “agricultor de datos” esté normalizada en la sociedad?
Sí. La agricultura no es un sector al uso, entre muchas cosas, porque tu no tienes que mirar solo el beneficio económico que obtienes si no también que mientras lo obtienes tienes que cuidar el medio ambiente, proteger el futuro de tu entorno para poder seguir teniendo trabajo. Además, el estar en contacto con la naturaleza te hace amarla.
Por eso necesitamos tomar decisiones con el máximo de datos posibles, necesitamos optimizar nuestros procesos, introducir energías renovables y reutilizar todo y esto se hace con el conocimiento que nos han trasmitido nuestros padres y con las nuevas tecnologías que tenemos al alcance de la mano.
En Hispatec creemos que el concepto de cadena agroalimentaria está cambiando al de Red agroalimentaria, pues llegará un momento en el que todos los actores estén interconectados,
¿Cuáles son los retos de esta red agroalimentaria para los próximos años?
Me gusta esa nueva definición porque es lo que ya está pasando. Son muchos los retos por delante. Primero tenemos que conseguir que todas las partes de esa Red obtengan la renta que corresponde, es decir, un reparto justo del valor del producto final porque solo así tendremos una red sólida donde se puedan integrar las nuevas tecnologías.
Ahora mismo vemos como a un agricultor ya no le vale solo con producir una materia prima y venderla, la rentabilidad está en transformarla, posicionarla y ser tú el que vendas el producto final y esto no es posible sin nuevas tecnologías.
En Europa ya tenemos los niveles de trazabilidad y seguridad alimentaria más altos del mundo, pero para dar el siguiente paso son necesarias las nuevas tecnologías, un total control sobre cada proceso y producto y sobre todo que el consumidor pueda consultarlo en cualquier momento. De igual manera que conseguir un etiquetado claro e inteligente.
Otro reto que tenemos es formar a los consumidores, enseñarle solo que hacemos que aquí son muy importantes tecnologías como la realidad virtual, la realidad aumentada y las redes sociales.
El mercado también es un reto, antes era más monolítico, ahora hay mil nichos que cambian cada hora y conocerlo para saber qué y como producir es determinante.
Los retos son muchos, pero también las oportunidades y los proyectos que se pueden emprender y la posibilidad de llevarlos a cabo nos las dan las nuevas tecnologías.